Rafael Corrales Pulido
Año 1986, por aquel entonces cumplía 7 años, si, en esta foto estaba en plena celebración con la calculadora que recibí saliendo del colegio, de la calculadora no se nada, pero si recuerdo que aquel 14 de marzo me dieron una gran noticia, el ordenador pasaba a ser casi de mi propiedad, ya que conseguí que me lo instalaran en mi habitación.
El MSX había aterrizado en mi vida poco antes de las navidades del 85, mi hermana resultó ser finalista en uno de aquellos concursos que las editoriales solían organizar para vender enciclopedias una vez que el niño iba a recoger su premio, en aquella ocasión fué un barquito de madera, y la enciclopedia era un maravilloso compendio de la sabiduria que iba a ser publicado en pocas semanas, todos los avances de la informática en una obra de cuatro tomos. Mi madre picó y firmó el contrato, esto nos daba derecho a elegir entre una cadena musical de última generación Amstrad y un extraño ordenador blanco que era lo más por aquel entonces (eso nos dijeron, al menos en eso tenían razón), mi empeño y cabezonería consiguieron que el ordenador fuera el afortunado en venir con nosotros.
Pasaron varias semanas y ya en enero de 1986 vinieron por fin los de la enciclopedia, junto a ellos el ordenador, olía a plástico aún cálido, recien salido de fábrica, mi primera impresión fue mágica, un aparato lleno de botones, agujeritos y unas cintas cuya carátula indicaba Maths y Astronomia MSX, enseguida lo conectamos a un televisor de 21" en blanco y negro y lo encendí, todo era misterioso, hasta tengo grabada en la mente el extraño olor que desprendía el disipador.
Una semana después llegó el cassete, mi tio lo compró en un bazar y ya pude disfrutar de esas cintas, el ordenador estaba en la habitación de mis hermanas, sin embargo era yo el único que lo utilizaba, así que las discusiones eran constantes por mi "ocupación" indefinida en habitación ajena, la realidad se impuso y el ordenador pasaba a mi habitación a mediados de marzo de 1986.
Es una lástima no tener fotografías de mi MSX en aquel año, en esta de junio del 86 muestro con orgullo a mi hamster Nieve. Al MSX le daba un trato igual de especial, siempre limpito y cuidado, cuando alguien me preguntaba por la marca del ordenador siempre les decía: -Es de marca MSX, modelo SVI-728-. Era gracioso ver que mucha gente interpretaba al MSX como una marca comercial, como si de Philips se tratase, por fortuna un vecino mio me sorprendió un día cuando me dijo que tenía un ordenador nuevo, subí a su domicilio y me encontré con un ordenador gris de marca conocida, un Toshiba HX-20, al lado tenía la otra marca, ¡la de mi ordenador!, era también de marca MSX, aquello no era coherente, no podía ser posible que hubiese un ordenador con dos marcas comerciales, leyendo las instrucciones del Toshiba pude entender que el MSX era algo más que una marca. También con este usuario descubrí como eran los cartuchos y por donde se insertaban.
Tardé bastante tiempo en poder ahorrar para mi primer cartucho, los precios eran terriblemente prohibitivos y prefería conseguir cintas, siempre me ilusionaban, en 1988 me decidí a gastar el ahorro de casi un año en un cartucho, tuve que decidir entre el Billiards, el Antartic Adventure y el Q´bert, este último fué el que más me fascinó, y efectivamente, cuando lo inserté en mi MSX me quedé alucinado al jugar por primera vez a un buen Konami.
Lamentablemente el MSX entraba en decadencia, en el año 90 la caida era libre, no aparecían nuevos juegos, la única revista MSX que a veces aparecía por el kiosco desapareció poco después, tan solo encontraba cintas en el Rastro y Mail Soft, sabía que existía un ordenador llamado MSX-2, pero pensé que aquello no lo tenía nadie, aún así yo trataba al MSX como mi tesoro más preciado y resistía aislado entre el mundo de las consolas, que en aquellos años arollaron a los 8 bits.
La fantástica decisión de dejar Karate y meterme en una academia de inglés me permitió en 1992 conocer a un nuevo amigo que tenía un MSX, se llamaba Iván de la Peña, tenía en una carpeta fotocopias de juegos de MSX, me invitó a conocer su MSX y no pude creerme lo que vi cuando llegué a su habitación, -¿¡ESO ES UN MSX!?- me pregunté al ver un ordenador Sony F700 conectado a un monitor Sony Triniton, tenía además el FM PAK y el primer juego que vi de MSX-2 fué el Fantasm Soldier, ya podreis imaginaros con lo que soñé aquella noche.
Aquello podría definirse como mi renacer con el MSX, desde que conocí el MSX-2 en vivo no hacía más que preguntarme por el motivo de que ese increible ordenador no tuviese éxito, además pude leer varios reportajes sobre el MSX-2+ y el Turbo-R y todo ello me abrumaba, me comprometí con el sistema y en el año 93 la casualidad permitió que leyese un artículo sobre el Ranma de Turbo-R en una revista de Manga, en ella había una dirección de un club en Bilbao llamado MDS Lehenak, les escribí.
Tras varios meses daba por desaparecido el MSX, sin embargo cuando empezaba el verano de 1994 me encontré con una carta de MDS Lehenak, había un teléfono y llamé de forma automática a Valeriano Velasco, sorpresa tras sorpresa me fuí enterando de la existencia de la Hnostar, su fanzine, nuevos juegos y demos holandesas y reuniones en Barcelona, otra noche en la que no pude dormir, gracias a MDS Lehenak conseguí un MSX-2 Philips 8250 de segunda mano, me suscribí a la Hnostar, me puse al día en casi todo y decidí formar un club con ayuda de Iván de la Peña, de este modo conseguí conocer a muchos usuarios de Madrid...el resto de la historia ya coincide con la de MSX Power Replay, el año pasado conseguí un MSX Turbo-R y solo deseo que esto dure para la eternidad.
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